CAP.4
No son vacaciones
Como planearon la noche anterior, ese día iban a destinarlo a iniciar a Nirvana en los trabajos del pueblo.
Si iba a quedarse, debía colaborar activamente.
Caminando al punto de trabajo, Knox se paró en seco frente a un tablón.
– Ey,¡mira Nirvana! – Exclamó. – ¿Recuerdas lo que te comenté sobre las viviendas que tenemos reservadas para quien las necesite?
Nirvana le miró y asintió.
– Pues hay un par de apartamentos disponibles. – Continuó. – Toma, rellena esta solicitud y métela en el buzón. Cuando pasen unos días sabremos si te lo han concedido o no. Pero no te preocupes, hablaré por ti.
Lexa al escuchar la conversación se giró hacia ellos, lo que oyó no le hizo ni pizca de gracia.
– Ya veremos… – Dijo para sí, mirando a Nirvana con disimulo.
Nirvana de disponía a rellenar la papeleta cuando sintió que le faltaba el aire.
El ambiente era realmente denso y la falta de costumbre ante tal polución hacía que tuviese ataques de tos con frecuencia.
– Listo. – Decía firmando la petición. – Tú y tu familia estáis haciendo demasiado por mi, sería genial devolveros pronto vuestro espacio.
– Ya te he dicho que puedes quedarte en casa el tiempo que necesites. – Contestó Knox. – Mi madre está encantada contigo.
– Bueno, ¿seguimos? Hay mucho que hacer. – Replicó Lexa mientras echaba a andar por el paseo.
– Por cierto, Knox. – Preguntaba Lexa al chico con tono angelical. – ¿Cuándo solicitaremos uno para nosotros? Ya va tocando…
– Pronto, nena. – Respondió sin más.
El lugar de trabajo al que se dirigían resultó ser la casa de Lexa.
Una pequeña cabaña abandonada sobre una plataforma que habían restaurado lo justo para vivir y trabajar el uno cerca del otro.
Lexa avanzó y Knox se paró a explicarle a Nirvana lo básico para la jornada.
-Mira, es bastante simple. – Comenzó. – Parte de nuestro trabajo, el de Lexa para ser más exactos, consiste en fabricar cosas que nos solicita la gente del pueblo. Yo hago otras tareas pero ya te contaré otro día.
Nirvana le escuchaba atentamente.
– Nos suelen pedir muebles, menaje, artículos artesanos de decoración, textiles y ropa, velas, jabones, bebidas ecológicas, tocamos algo de medicina natural, arreglos florales, semillas para huertas… – Relataba.
– ¿Qué te pasa? – Preguntó Knox entre risas mirando como Nirvana se llevaba las manos a la cabeza.
– No se si voy a ser capaz. Nunca he hecho nada parecido, no soy artesana y dudo que tenga aptitud para serlo. – Contestaba con la cara hundida entre sus manos.
-Relájate, estos días te he dado mucha información de golpe pero es bastante fácil. – Le decía mientras avanzaban a la parte baja del solar. – Prueba a trabajar un día con Lexa y si vemos que no es lo tuyo siempre puedes cambiar de ocupación.
– Para fabricar lo que nos piden, el primer paso es obtener el material. – Contaba Knox abriendo un contenedor. – Y si, la gracia está en que usamos materia reciclada. Lo siento, hay que pringarse.
-Puagh, ¡que asco! – Lexa apareció de pronto. – Menos mal que ya no tengo que hacer la parte sucia del trabajo, me niego.
– Nirvana, estoy arriba preparando un pedido. – Continuó con un pie en la escalerilla. – Cuando acabes con Knox, sube.
– Ven por aquí, Nirvana, hay un par de cosas más que debes conocer. – Dijo Knox avanzando entre la chatarra.
Nirvana se limitaba a escuchar y a seguirle obedientemente.
-Qué es eso? – Preguntó señalando una gran máquina amarilla.
– Es un compresor. – Le explicaba Knox poniéndola en marcha. – Cuando recojas material, el primer paso será clasificarlo y reducir su tamaño para almacenarlo. Ten cuidado, a veces se atasca.
– Vale, creo que lo he pillado. – Decía Nirvana.
– Ya puedes ir con Lexa, ella te explicará la parte más creativa de la tarea. Me alegra tenerte con nosotros, seguro que tienes mucho que aportar. – Le decía con dulzura. – Yo tengo que salir un momento. Si necesitas algo antes de que vuelva, llámame.
– Ve, estaré bien. Y entretenida por lo que veo. – Nirvana le devolvió una mirada de agradecimiento.
Antes de irse, Knox se sentó frente al solar para observar como se desenvolvían las chicas y al poco rato se fue.
– Nirvana, empieza por las velas, las simples. – Le instruía Lexa con cierto aire de superioridad. – Sólo tienes que sumergir la mecha una y otra vez hasta que las capas le den el grosor necesario. ¿Podrás?
– Si, claro, descuida. – Contestó intimidada.
Nirvana se pasó la mañana practicando y para su sorpresa se desenvolvió con bastante soltura.
Por la tarde, Lexa le pidió que parase para enseñarle otras modalidades.
– ¡Muy bien, chica, nada mal! Pasemos a las plantas, a ver que tal. – Ordenó. – Mira las flores que tenemos y haz un arreglo.
Nirvana se esforzaba realmente, sin mucho éxito.Definitivamente no era lo suyo.
Mientras deshacía, desesperada, por quita vez el arreglo, Knox volvió.
– ¿Qué tal, chicas, cómo lleváis el trabajo? – Recitaba mientras iba chequeando su lista de pedidos y comprobaba que todo estuviese en orden.
– Bien, no ha estado mal. – Dijo Lexa mientras admiraba su trabajo.
– Bien, bien. Seguro que con el tiempo voy mejorando. – Respondió Nirvana con timidez.
– Vámonos ya a casa, es tarde y se acerca una tormenta. – Advertía el chico.
Nirvana se paró un segundo en la baranda de la plataforma y mirando el tranquilo horizonte sintió como la satisfacción recorría su cuerpo. Estaba orgullosa, había superado el primer reto.
Mientras tanto, Knox acompañó a Lexa a la puerta de la casa para despedirse de ella algo más íntimamente.
– Si te quieres quedar…- Le susurraba Lexa a Knox mientras se acercaba insinuosamente.
– Otro día, Lexa. No voy a dejar a Nirvana irse sola ni quedarse sola en casa. – Respondió Knox mientras le daba un tierno beso de despedida. – Te quiero, hasta mañana.
Bajó las escaleras del edificio, seguido de Nirvana.
Como predijo, empezó a llover y abriendo sus paraguas empezaron a caminar dirección a casa.
Había sido un día bastante intenso, Nirvana solo pensaba en llegar, ducharse y meterse en aquel cómodo colchón.
Es cierto que la presencia y actitud de Lexa le hacía sentir un poco incómoda y no entendía porqué.
Por lógica, pensaba que sería por celos y aunque no haya dado indicios ni motivos para ello, Nirvana estaba deseando conseguir su independencia para evitar conflictos con ella.
En la dirección opuesta, Lexa les observaba alejarse desde lo alto de la plataforma de su casa.
Se sentía amenazada y le dolía la espalda por haber mantenido todo el día el cuerpo en tensión para disimular su descontento ante la situación.
No podía permitirse perder los nervios, debía aguantar el tipo.
El teléfono sonó de pronto, lo miró extrañada.
– ¿A éstas horas? – Pensó. Respiró profundo y contestó agitada por el sobresalto. – ¿Si?
– ¡Lexa! ¿A qué juegas? – Una voz rabiosa sobrepasaba el altavoz. – ¿Cuándo pensabas llamarme para contármelo? ¿Quién es esa chica?
– Disculpe, señor alcalde, no encontré el momento. – Respondió. – Pero no tiene de qué preocup…
– Mañana te quiero aquí a primera hora del día. Se discreta. – Le cortó.
– Si, señor, estaré allí sin falta.
El hombre cortó la llamada de golpe y arrastrando los pies Lexa entro en casa.
Estaba cansada. Cansada mentalmente, necesitaba cerrar los ojos y no pensar en nada.
– Tranquila, mañana será otro día. – Se recitaba para controlar la ira frente al espejo. – Mañana será otro día…
…CONTINUARÁ.
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SOLAR CASA LEXA
El solar en sí, está modificado según las necesidades que exigía la serie pero es una creación original de:
Genkai Haretsu
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Espero que os guste, nos leemos pronto.
¡DAG, DAG!