CAP.3
Presentaciones formales
Lograron despistar definitivamente al agente que los perseguía por el supuesto allanamiento de morada al edificio municipal.
– Gracias.- Le dijo nuevamente Knox a Nirvana. – Si esta vez me llega a pillar hubiese tenido serios problemas.
– ¿Qué le pasaba? No estábamos haciendo nada. – Preguntó la chica.
– Nada en particular, realmente no hace más que cumplir ordenes de su superior. Pero hemos tenido varios encontronazos y, digamos que me la tiene jurada. – Respondió Knox restándole importancia.
– Bueno, ha sido un placer, ¡hasta pronto! – Nirvana se despedía agitando la mano con alegría.
– ¿Pero donde vas? ¡No tienes donde quedarte! – Dijo Knox entre risas. – Vamos, te llevaré a un sitio seguro y así por el camino te muestro qué pasa en el pueblo.
Iniciaron el paseo y por el camino fueron parando en algunos puntos clave.
Las explicaciones sobraban al observar el panorama, era desolador.
– Esta es la fabrica que te comenté antes. – Relataba mientras señalaba aquel gigante edificio industrial. – Como puedes ver, está contaminando los ríos, el agua que llega a nuestros hogares y el aire que respiramos. Como colofón, toda esta mierda desemboca en el mar, no tiene límite.
– Vaya es horrible. ¿Y la gente que vivía aquí? – Preguntó Nirvana con curiosidad. – Nos hemos cruzado con apenas un par de personas.
– Verás, muchos se fueron. – Dijo Knox. – Una de las cosas buenas de todo esto es que el alcalde pasa de todo lo que ocurre con nosotros así que los que quedamos hicimos una subcomunidad. – Continuó el muchacho. – La cual gestionamos entre todos por medio de votaciones eventuales. Todo lo que ocurre en el pueblo y todo lo que se hace en el, es comunicado.
– Wow, parece complicado y a la vez me parece asombroso ver como lucháis por lo vuestro sin daros por vencidos. – Expresó Nirvana maravillada.
– Si, tengo fe en que lo lograremos. – Contestó Knox, esperanzado. – Mira, esa casa de ahí arriba, tras la presa. Es la casa del alcalde y a su alrededor están las de sus marionetas. Pero ya te lo enseñaré otro día, demasiada aventura por hoy. Vamos.
Llegaron a una casa asombrosa, llena de vida y color. Entre tanto aire viciado, era un auténtico oasis.
– Mamá, ¡traigo visita! – Le gritó Knox a dos señoras de apariencia amable. -Venga, no seas tímida, pasa.
-Dios, ¡qué vergüenza! – Susurró Nirvana mientras daba un paso al frente.
Las dos señoras dejaron sus quehaceres y marcharon alegremente a recibirles.
– Madre, madres, ella es Nirvana. Ya os contaré con más detalle pero lo principal es que está sola en estos lares y necesita un sitio donde quedarse. Es de confianza.
– ¡Claro que sí, corazón! Si vienes con mi hijo, eres más que aceptada. – Dijo una de las señoras dándole por sorpresa un abrazo a Nirvana. -Yo soy Blossom.
La otra señora hizo lo mismo que Blossom y se acercó sonriente a Nirvana.
– Bienvenida a casa, soy Mary. – Dijo dándole un enérgico apretón de manos. -Siéntete libre de andar por toda la parcela y usa lo que necesites.
– Hijo, enseguida improvisamos un rincón para que Nirvana se acomode. -Dijo Mary dirigiéndose a Knox.
– No te preocupes, lo tengo solucionado. – Contestó.
La casa estaba hecha con containers reciclados y estaba dividida en dos zonas, aunque a su vez, estaban enlazadas.
La mitad era de Blossom y Mary y la otra parte pertenecía a Knox, donde tenía su estancia y una especie de taller.
Entraron al contenedor y Nirvana pasó directamente al baño.
Mientras tanto, Knox sacó un colchón hinchable y lo colocó frente al sofá.
– Aquí tienes tu cama, no es mucho pero creo que mejora los cartones de ayer. -Dijo Knox en cuanto Nirvana salió del baño.
– Ay, no, no…No voy a invadir tu casa. Puedo estar ahí atrás, en el cobertizo tras el huerto. -Contestó avergonzada.
– Te vas a quedar aquí, no se hable más. – Respondió Knox insistente.
– Y ahora, señorita, siéntese que voy a preparar la cena. -Continuó. -No te acostumbres a tanta cortesía, es tu primer día y quiero parecer buena gente. – Bromeó.
Knox se giró riendo y Nirvana no supo qué decir. Se limitó a sentarse sonrojada.
Cenaron amenamente y tras ello se prepararon para irse a dormir.
-Intenta descansar todo lo que puedas, mañana nos espera un largo día. -Dijo Knox desde el marco de la puerta que daba a su habitación.
-Si, lo haré. Muchísimas gracias por todo Knox, no tenías porqué haberte tomado tantas molestias. – Contestó Nirvana llena de agradecimiento.
-Me dieron una buena educación, buenas noches. – Se despidió guiñándole un ojo.
Acto seguido, apagaron las luces y Nirvana se fundió en su colchón.
Con el primer rayo del lorenzo desayunaron y se prepararon para la jornada.
A Nirvana se le antojaba estimulante.
– Verás, tenemos a disposición del que lo precise varios edificios de apartamentos reformados que fueron abandonados. No son gran cosa pero tendrás privacidad. – Le explicaba Knox. – Para alojarte en uno de ellos, tendrás que presentar una solicitud en el tablón del pueblo y esperar a que los vecinos la aprueben.
-¡Pues vamos allá! – Contestó Nirvana con una amplia y vital sonrisa.
– ¡Hola! – Una voz apareció de la nada.
Knox se levantó a devolverle el saludo a la chica.
– Buenos días, ella es Nirvana. Es nueva en el pueblo. -Le dijo Knox a la chica.
– Encantada, Nirvana. -Dijo la chica ciñendo su cuerpo al de Knox. -Soy Lexa, su novia.
CONTINUARÁ…
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Espero que os guste, nos leemos pronto.
¡DAG, DAG!